domingo, 7 de octubre de 2007

Susurros de Pasiones

Caminando sin parar.
No se donde voy a descansar.
He dejado el castillo atrás.
Vuelvo la cabeza para olvidar.

Me siento a contemplar
una belleza oscura delante,
Un camino que llega tarde.
La niebla me quiere acurrucar.

Muy cansada, sin pena ni gloria.
Llevando mi violín al altar.
Quiero sacar todas las melodías,
de este instrumento tan particular.

Quiero ausentarme de la noche.
Acurrucarme en tu desorden.
Desordenadas tengo mis ideas.
No se por donde empezar.

Mis dedos sienten ese deseo.
Tan puro y nítido que me
envuelve por dentro.

Mis dedos se acurrucan en
los guantes hechos con hilo fino.
Cada uno en una cavidad.
Ellos sienten el frescor natural.

El frescor de la noche inocente.
A mi espalda se encuentra la fortaleza.
Construida a base de piedras macizas.
Salpicada por la ira de la injusticia.

Mis manos las quieren acariciar.
Las cuerdas de la verdad.
De sueños olvidadizos.
De futuros prohibidos.

He visto una luz alumbrar el cielo.
Ha sido un pequeño momento.
Un instante en que mi cuerpo.
Ha sentido remordimientos.

Un chasquido, un tembleque profundo.
Mi corazón siente ese deseo.
Cada vez más intenso.

Mis dedos comienzan con su llanto.
A rasgar mediante chillidos.
La melodía se va acercando.
La tristeza se va humillando.

Las velas se acarician una a otras.
Su llama las debilita, las quema.
La cera se derrama en la noche.
Derretidas, la melodía se escabulle.

A mi lado todas se derrumban.
Las velas de la ignorancia.
Tan débiles se escapan.
El viento se las lleva.

Se derriten en la tristeza.
La cera se queda congelada.
Por el frío de la nostalgia.

El humo vuela muy alto.
Mi piel pálida a la espera.
Tan grisácea y apagada,
se evapora en la miseria.

Las hojas redondeadas
caen ante mi espalda.
Verdes, llenas de plagas.
Su aspereza se las come.

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Alma en la noche:

Tocando melodías en la oscuridad.
Susurrando palabras perdidas.
Sintiendo el frío como me lleva.
Me cobija en su cueva, oscura
y siniestra, triste y demente.
Los árboles no me quieren.
La oscuridad está presente.
Sentada encima de la muerte.
Mis lágrimas deambulan solas.
Se sientan a esperar la amargura.
A la par de la música puedo cantar.
Con los árboles en mi lateral.
Tanto izquierdo como derecho.
Al fin he vuelto, tu miedo.

1 comentario:

maggie dijo...

Completísimo, realmente me gustó y el título muy bien puesto. Besitos
Maggie.