sábado, 6 de octubre de 2007

La Reina del Invierno

La niebla pasea por mi lado.
El invierno está llegando.
Los copos de nieve me van cubriendo.

Orquídeas rojas observan mi angustia.
Doce estacas clavarán mi corazón.
El sangrará y la luna llorará.

Esta noche fría no me dejará escapar.
Algún día caeré en esta oscuridad.
Siempre deambulando por el mismo lugar.

Dando giros en torno a un mismo trono.
Quiero obtener la eterna libertad.
Debo encontrar la máxima felicidad.
Lágrimas que se deben olvidar.

Terrorífico, vagabundo y oscuro.
Perdido en el bosque del miedo.
Los colmillos atrapan mi cuerpo.
La sangre se escurre por mi cuello.

La luna está empezando a salir.
Su cara se refleja en mi rostro.
Tan cristalina y odiosa.
Sentimental y melancólica.

Doce dioses quieren atrapar mi alma.
Llevarla consigo y obtener su fragancia.
El trono está radiante de frío.
Siniestro, oscuro y tedioso.

Tras siglos de reinado,
del inframundo ha llegado.
Una diosa nocturna ha cabalgado
por los abismos de la tierra.

Su alma corrupta e indecente,
capturó mis sueños y mi mente.
Los cisnes encogieron su corazón,
humillados, llenos de dolor.

Cada vez más oscura y misteriosa.
Apagada, triste, pálida y melancólica.
Sufridora de los ambientes coloridos.
Desbordando corazones adormecidos.

Su castillo resurgió de las cenizas.
Tan frío y cobarde como la tempestad.
Los fuegos del verano pasado lo quemaron.
Y ahora está resurgiendo con intensidad.

Ella me invita a entrar en su hogar.
Fúnebre y tétrico. Un misterioso lugar.
Paseando por tan majestuoso recinto.
Alguien se queda mirando mi cuerpo.

Espejos que reflejan a los infelices.
Almas en pena que no viven en paz.
Quieren descubrir mi interior.
Oír cantar mi alma fugaz.

Melodías secas y asustadas.
Tiemblan sobre mi cabeza.
Es el ruido del viento.
El que me empuja hacía adentro.

La boca de este ser se abre.
Mi magia interior absorbe su sangre.
Diosas a mi alrededor cantan mi nombre.
Gritan la llegada de un nuevo Señor.

Las concubinas se oponen ante mi llegada.
Deambulo por el interior, una capa apagada.
El trono me espera, ante él, tan hermosa mujer.
La reina del invierno. Mi Reina. Mi Diosa.

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