domingo, 31 de mayo de 2009

Deseo oriental

No quiero ser una visión en tus sueños.
Ni quiero ser la flor de tu recuerdo.
Quiero ser realidad en tu acecho,
acechando como un león agazapado.
Olisqueando y mordiendo tus encantos.
Quiero ser el eterno beso de tu labial rojo
y las cejas entrecortadas de tu cara rociada.
Así como el fuego noctámbulo de la llanura,
esa que arde en la veraniega sobriedad asiática,
tan sola, llevándose a la fragancia por delante,
achicharrándose del deseo llamado tempestad.
Quisiera poseer la inocencia de tú mirada,
aquella que tuvo feos rasguños en la infancia
y que ahora se convirtió en maniquí oriental.

jueves, 28 de mayo de 2009

Lenguas de fuego ardiente

Dibuja mi manantial
de fuego carnívoro,
con cálidos besos
sobre mi pecho.

Cómeme, bébeme.
Succióname, chúpame.

Aturde mi piel flemática,
con atuendos de lujuria.
Entre mis muslos lo quiero,
relinchando con garbo.

Desayúname, almuérzame.
Suavízame fugazmente.

Dibuja el arco de mis rojos
labios sobre los tuyos.
Gime todo lo que puedas
El placer, una de tus secuelas.

Deslízame sobre tus muslos.
Cabálgame sin ataduras.
Mi ardor fructífero noctámbulo.
Llévame como alma al diablo.

lunes, 25 de mayo de 2009

Una encerrona

Dícese de la liebre que se cubre entre el ramalaje. Altiva y ladrona, correteando entre arroyos de suciedad. Robando zanahorias. Allí estaba él esperándola. El zorro acudiendo a su llamada, con su aterciopelado y sagaz manto, marroncillo blanco. Interponiéndose entre su vista y sus ansias de ser comida. Cuchicheando sin hablar, simplemente bicheando con su paladar, el animalejo de garras puntiagudas y hocico alargado olisqueaba olores sin sustancia. Quizás su mirada le habría jugado una mala pasada. Pero allí estaba ella, con sus orejudas agazapadas, encogida en la campiña; entre simples castañales de tierra árida, seca, semimuerta, donde las aguas no lloviznaban desde hacia largas temporadas. El tiemble del tiempo había pasado y las horas culminaron ante una noche repleta de estrellas cabizbajas. De tanto esperar, el zorro medio cansado marchó hacia otro lugar. Sus huellas ni se distinguían y el frío hizo correoso su pelaje, haciendo de él, una fiera indefensa en una noche incandescentemente luminosa.

viernes, 22 de mayo de 2009

Recuerdos

Grisáceo el cielo, enamorado
de un vaho, resabio endulzado.
Huellas de mí, memorizando
aquel día de sueño ensalzado.

Mis dedillos fueron tus manos.
Tus manos han sido mis ojos.
Mis ojos serán el presente,
el que camina por tu frente.

Un paso al pasado lejano,
donde el recuerdo está cerca,
incluso lo abrazas con un beso,
y una ceja entreabierta.

Recuerdos marchitos a lo lejos,
donde simplemente era un bebe,
y tú conducías un triciclo verde,
ese que pintaba con mis dedos.

Ahora lo contemplo todo más claro.
Ya no estamos en blanco y negro.
Ahora somos de color, carne y hueso.
Tú y yo, tan sólo fuimos un recuerdo.

martes, 19 de mayo de 2009

Ni tan siquiera nombrada por el verbo amar

Magia de la noche.
Suavízame la carne,
penetrando tu fuego,
sangriento y austero.

La sombra no me ama,
me lo dijo esta tarde,
sólo me ama la rosa,
acariciando mi hambre.

Ojos de tartesios rojos,
góticos de escaldada,
cocida, tostada mi vida,
sufrimientos los despojos.

Piel paliducha condenada,
a no reflejarse jamás,
ni tan siquiera nombrada
por el verbo amar.

Ni deseo ser enrojecida,
ni por el lirio real,
ni por camelia azul,
ni la rosa en mi pedestal.

Sin sentidos tempestad.
Hechizos de colorear.
Colórenme de oscuridad,
mi vida ha de terminar.

sábado, 16 de mayo de 2009

El fin del caballero

El invierno bebido de nieve.
Nevisca blanca entre relente.
Abetos musitando la angustia.
Ruido del viento en gracia.

Andaban se ellos, el sirviente,
su señor y la llovizna presente.
Montados los dos en un burro;
tosiendo Ibáñez, el animalucho.

De repente se detuvieron:
¿Qué esperamos señor?
Nos estamos mojando.
Debemos descansar.
Algún caserío encontrar y
una tasita de té tomar.

¿Quién habita en aquel lugar?
En aquel castillo mi señor, nadie.
La puerta aparece entreabierta.
Parece que el viento nos acecha.

El viento ni siquiera habla.
Únicamente se lleva tu alma,
o tan sólo susurra gemidos,
en esta noche noctámbula.


1 Parte - ¿Quién llama a la puerta?
Toc, toc, toc, toc,
Cuatro toques, nadie responde.
Señor me estoy congelado.
Espera, pasemos a ver.

¡No! Me da miedo este lugar.
Tan sólo es una noche, nadie nos verá,
nos vendrá bien descansar. Durmamos,
con el sueño descansarán nuestros párpados.


2 Parte - Una mañana agitada
Bloc, bloc, bloc, en la cara.
No es un sueño mi señor.
Nuestro asno se ha marchado.
Ni alimentos, ni ropas tenemos.

¿Qué será de nosotros?
Calma, calma, déjame pensar.
Por momentos castillo desolador.
Al instante, paredes llenas de color.

Todo cobraba vida propia,
Los techos se llenaban de tejas,
a las ventanas le brotaban cenefas,
adornando una habitación multicolor.


3 Parte - Nubes de oscuridad
Había amanecido escasamente una hora,
pero de nuevo la lluvia aparecía,
los rayos y la tormenta sucumbían,
el ardor de su corazón le dijo adiós.

Su señor pereció por el susto acongojado,
de una lluvia matinal de oscuridad y rayos.
Su sirviente clavó la espada en la tierra,
Forjando una cruz dijo, aquí yace mi señor.


4 Parte - En el nombre de...
Tras años y años vagando sin dicha,
la desdicha ha llamado a tu vida.
Que el ansiado caballero que fuiste,
toque las puertas de tan deseado cielo.


5 Parte - ¿Qué será ahora de mi?
Mi fiel caballero ha desaparecido.
No merezco ser ya su escudero.
Mi caballero antológico ha caído,
entre las almas de este maldito infierno.

No me queda nada más que decir.
Me marcho, mi vida cambiará.
Lo tengo presente en mi diario.
Esta historia se ha de contar.

jueves, 14 de mayo de 2009

Si me quieres... no me dejes...

Me he quedado frío sin tú anhelo.
Otoño huidizo que respira mi aliento.
Una mirada callada, un atrás sin pestañear.
No vuelvas tu mirada sino es para amar.

Si me quieres… no me dejes…
Sino me quieres, te puedes marchar.
Eso sí, no deshojes mi nueva vida.
Si me quieres… no me dejes…

martes, 12 de mayo de 2009

Quiero tus besos

No por ser más hermosa
eres una diosa.
No por ser tan bonita
debes de ser perfecta.

Perfectas son los facciones
de tu cara bella.
Perfectas dibujadas por
la madre naturaleza.

Tras una habitación blanca,
te veo caminar sin parar.
Siento que llegas a mis besos.
Necesito respirar tu aliento.

Te asemejas a la paloma blanca
que vuela sobre la torre dorada.
Con esa tez clara me impresionas.
Con esas curvas me atrapas.

Los ojos son el espejo del alma.
El espejo donde veo tus besos
atrapados como mosquitos en
la tela de una araña.

Quiero tus besos coqueteando
con mi cuerpo. Quiero tus besos
llenos de sentimientos.
Quiero tus besos aquí dentro.

sábado, 9 de mayo de 2009

Cassandra

Así habló la noche nauseabunda….

Tras invierno negrero y espesado,
con ramillas de abeto engendrado;
tus rastreos de rubios alaridos
regalabas con infortunios contiguos.

Repugnante de manos encrucijadas,
de uñas rosáceas, lilas amañadas,
así habló la noche cuando desapareciste,
dejando un turbio anhelo incontestado.

Una voz de chiquilladas te farfullaba.
¿Cassandra, donde estás?

Ni las difuntas estrellas enamoradas,
pudieron encontrar tus relamidas pisadas.
Aquella luna de bajeza insostenible
deshonró a su amado anochecer por ti.

Acompañó a una siluetaza nacarada.
Refulgente de blancos rasgos y apagada.
Una tez que sostenía a la suspicaz brillantez
de una nodriza que se vislumbraba en el lago.

Aquella diamante y encantadora señora,
que lijaba su camino de vuelta a casa.
No era nada más y nada menos, que Luna,
con su vestido de novia y su mirada llamada
dulzura.

jueves, 7 de mayo de 2009

Medusa y su gemido aterciopelado

Ya no quieras más odios letales,
no traigas desastres a mi codicia.
Ni humos saqueados de ventisca.
Únicamente olvídame, desaparece.

Porque a la muerte no la temo,
aunque la quiero ver delante mía,
para que me traiga arrumacos y
de vez en cuando alguna caricia.

Simbiosis de mentalidades oscuras;
hojas muertas bajo mi escultura,
entre mis ojos que acarician la pena,
serpenteándose entre arenilla seca.

Engendrando a lo extraño, no viviente,
serpientes que colorean mi cabello
de verde; sabor a fiel sirvientes.
los de túnica hosca, omnipresentes.

Ratones moviéndose entre porquería,
coqueteando y royendo mi piel verde,
parecida a la de la víbora del placer.
Medusa y su gemido del atardecer.

Chillidos de un cabello satisfecho,
pulimento del cansino reflejo,
el del espejo de mis visiones,
esas que veo todas las noches.

Sombras de incógnito alrededor,
Allí, el palacito me habla de amor,
ya no quiero oír esa palabra inmunda.
Esa misma me trajo tristezas y penumbra.

Por eso tapo mi rostro de amarillo incienso,
para que los ventanales no se abran a placer,
ni siquiera para mirar el deseo de ser amada.
No quiero amar, me gusta ser odiada.

lunes, 4 de mayo de 2009

Una brisa celestial

La tarde se dormía por momentos,
atrayendo nublados y desencuentros.
Tejas y más tejas llenas de nidos,
nidos de polluelos y seres vivos.

Acróstico en un ventanal cerrado,
del campanario del pueblo de al lado.
Palomas revoloteando como locas,
entre plumajes rizados y alcobas.

Cristales sabor a brisa celestial,
coloreados de alegres consuelos,
encerrados en misas y mausoleos,
donde las aves pían lo natural.

Una torre se forjaba hacia el cielo,
con campanas azotando el paisaje,
señalando las horas de un don nadie
aquel que se consolaba tras el miedo.

¿Miedo de qué? preguntó el ciudadano.
Y el vagabundo le respondió anonadado.
Miedo por ver un santuario tan grande,
la maravilla más austera de dios Padre.

viernes, 1 de mayo de 2009

¿Por qué mis lágrimas se escapan tras el cristal?

Era toda oscuridad, ni siquiera aire para sobrevivir, ni siquiera alegría para soñar. Confundida en aromas de inviernos agitados, con arrecifes sabor escándalo. Agüillas húmedas que humedecían mis pestañas en una noche extremadamente fugaz. ¿Ves el cielo? Así quiero yo pasar, de izquierda a derecha, de frente hacia atrás. Moviéndome de un lado para otro, sin saber a donde voy, y porqué existo. ¿Existo por existir? o ¿Existo para sufrir?, ¿Por qué tengo ganas de llorar? ¿Por qué existen mis lágrimas? Si es agua derramada, se debería aprovechar.