jueves, 24 de abril de 2008

Miradas de arena

-CHICO:

Siempre he soñado

con tus besos sobre mi pecho.

No dejo de admirarlas

tus curvas sobre mi cuerpo.

Tantas horas observando

una amapola en una playa.

Tantas horas imaginando

una margarita en la montaña.

Mi cabello se desliza lentamente

a través de la brisa del viento.

Mis ojos hablan por si solos:

Que cuello tan escurridizo.

Parece la nieve en invierno.

Que labios tan besucones.


-CHICA:

Son tus ojos empalagosos.

Te miro y no te reconozco.

Pareces un escorpión miedoso.

Yo soy una mariposa,

que necesita volar en libertad.

Sacas tus uñas y me atacas.

Pero luego eres una mosca

que ni siquiera sabe volar.

martes, 22 de abril de 2008

Besos suaves

Son rectos y curvilíneos.

Son rojos y frondosos.

Son bosques rosados.

Son sueños inmediatos.


Así suelen ser tus besos.

Suaves, cremosos, hermosos.

Sabores privados y tristones.

Íntimos, dulces y pasionales.


Difícilmente definibles.

En las noches de invierno

cobijan mis sueños tristes.


En las noches de verano.

Mi mente y mis deseos

más tórridos y púrpuras

acaban incendiándote.

Más pálido que una mirada invernal

Tan brillante como el sol.

Tan distante como tu calor.

Tan observadora como mí mirada.

Tan siniestra como tu tez pálida.


¿Qué es? ¿Qué puedo tener?

Un silencio en mi alcoba.

Una prisión de fragancias.

Una sensación incolora.


Seduce esta mente inapropiada.

¿Qué piensas sobre la alborada?

¿Es dueña de ti o de mí?

Es un sentimiento sin vivir.


Debo vivir todas las mañanas.

Cada uno de los segundos.

Cada uno de los minutos.

Todas mis horas olvidadas.


Demasiada oscuridad veo.

Dentro de ti, de tu cuerpo.

Es un hecho que te colma.

Es un techo que te ahoga.


Debo vivir y sentir.

Debo dibujarte la alegría.

Debo sentarme en tu aroma.

Más profundo que una rosa.

No hay luz

No hay luz.

Sólo oscuridad.

Nosotros vestimos de negro.

Damos la bienvenida a la soledad.


No hay luz.

Sólo tristeza.

Nosotros vestimos de negro.

Las cucarachas pasean su silencio.


La soledad llega tras la derrota

de una vida manchada por la ira.

La pobreza de nuestras vidas.

Están ahogadas en las cenizas.


No quedan lágrimas

para llenar cofres de hipocresía.

No se derrama la sangre

porque ni siquiera hay herida.


Visiones oscuras en mi vida.

La luz está dolorida y escondida.

No quiere salir a darme la bienvenida.


No hay luz.

Sólo hipocondría.

Nosotros te damos la bienvenida.

Tu vida escondida tras las cortinas.


No hay luz clara.

Hay luz oscura y dormida.

Que necesita el sol de la mañana.

Para abrazar tu eterna sonrisa.

Dos almas de porcelana

Una noche escurridiza que tropieza.

Una luna que cae en la tristeza.

Un suspiro indefenso que me llama.

Un corazón melancólico de porcelana.


Estrellas fugaces una noche más.

Estas alumbran mi almohada.

El candelabro se incendia, se quema.

La tristeza hace mella en mi tierra.


De porcelana, una muñeca translúcida.

Con manos heridas y atormentadas.

Con lágrimas que cubren mi nostalgia.

De porcelana tengo mi débil sonrisa.


Cuatro lunas han pasado. Cuatro días,

y aún no se nada de aquella penumbra.

Demasiado tiempo estremeciéndome.

Tengo que esperar para recuperarte.


De porcelana son mis noches amargadas.

Tímidos hermanos que se cogen la mano.

Dos corazones inundados en el pasado,

que se recuerdan a través de un cuadro.


Una madera de forma humana, con

una cara rasgada y sus lágrimas apagadas.

Una madera en forma de princesa humana

con una cara desgarrada, una flor marchitada.


De porcelana son las dos almas semiacabadas.

Que no han sido terminadas, con hilachos y

despuntes en sus ropajes a cuadros.


Aparentemente imposible reanimarlas.

Su creador las enfrenta para que se miren.

Sus miradas tristes hablan en las penurias.

Engarrotadas en un charco de ignorancia.

Tus alas son rosadas

Tus alas son rosadas.

Como tú hermosa mirada.

Yasmin así se llama,

un ángel de mirada clara.


Inundaré tu belleza

en pétalos rosados

sabor a mermelada.


Espérame en tu alcoba.

Llegare sin sol ni sombra.

Rompiendo el aire en mi espalda.

Atravesando valles y montañas.


Un suspiro, un segundo eterno.

En ese momento me tendrás reflejado

en tu pecho. Tus ojos dorados

escupen lágrimas de los deseos.


En ellas veo, un futuro inmediato.

Un ángel esperando a su enamorado.

Que mira en una noche estrellada,

las lágrimas brotar de mí cara.

viernes, 18 de abril de 2008

La tierra es mi corazón

Mi tierra es un corazón,

que vive asfixiado de pena.

Llora con lágrimas humanas.

Seca su llanto en mí cara.

Mirándome y contemplándome.

Tan mágica, como sensata.

No dejamos de humillarla.

Únicamente queremos matarla.

Que forma tan particular

de decir te quiero.

Ni siquiera eso logramos.

La maltratamos sin querer.

Viviendo a nuestro parecer.

Bajo los cielos negros

Una búsqueda de palabras

para definir lo que estoy viendo.

Veo las estrellas en llamas pequeñas.

Encadenadas unas con otras en la tierra.


Nos sumergen en sublimes pensamientos.

No veo temores, veo colores.

Colores mágicos que nos devoran.

Nos hacen contemplar a nuestra señora.


Bolas inmensas encima de nuestras cabezas.

Por debajo de los cielos negros.

Cielos oscuros en noches burbujeantes.

Con estrellas de colores, oscuras y negras.


No veo temores, veo muchos errores

en una vida que he ido consumiendo.

Siempre dicen que nunca se escapan.

Pero veo como se alejan una tras otra.


Son inalcanzables, son como cadenas.

Sensación de no pertenecer a sus vidas.

Hermanas que se saludan con sus encantos.

Es un infierno oscuro lleno de llantos.

Chapada en plata

Cuando despierto en las noches.

Únicamente me levanto y miro.

Veo el silencio, lo contemplo.

Hecho de menos su belleza.


Doy unos cuantos paseos.

Mi alma no se tranquiliza.

Solo sueño con sus besos.

Mi corazón palpita, habla.


Intento calmar mi cuerpo.

Pongo la mano sobre mi pecho.

Mi puño agarrando una chapa.

Intentando ahogar mis miedos.


Abro la cajita plana plateada.

Aún la veo chapada en plata.

Su sonrisa atrapa mi mirada.

Se refleja en mi hermosa cara.


El cristal de la chapa se refleja

en estos ojos verdes y marrones.

Ojos con ganas de amarla, quererla,

tenerla, besarla y no olvidarla.


La niña que va dentro de ella,

es mi gran tesoro, aún no la olvido.

La tengo muy dentro de mis pensamientos.

En el abismo profundo de mi cuerpo.

lunes, 14 de abril de 2008

Caída silenciosa

Sentía el llanto lóbrego.

Un silencio me apresó.

Mi corazón se murió.


El crepúsculo había llegado.

Yo entregado al silencio.

Arrodillado ante tu ser.


Tus manos me sostenían.

Un trapo cubría mi rostro.

Blanco, lleno de desencanto.


Mis entrañas querían arder.

Como alma impura al amanecer.

Para siempre un ángel

Dejé caer tu vida sobre

un cielo azul de cristal.

Y ahora miro mis manos

manchadas y podridas.


Han pasado muchos siglos.

Mis arrugas están heridas.

Y tu recuerdo llega ahora.

Tras un nuevo milenio.


Quedará grabado en mi pecho.

Con una lanza de metal ardiendo.

Que mí corazón es eterno.

Para siempre un ángel.


Viviré en el pasado

mas lejano y austero.

De tus ojos y tu mente.

De tu pecho sonriente.


Para siempre un ángel

que necesita mirarte.

Para siempre un ego

que necesita amarte.


Necesito tu recuerdo.

Como respirar cada mañana.

Necesito que respires

cada aliento de mi ser.


Tiempos de cambio

para una nueva vida.

Tiempos de recuerdos

para mi vida herida.


A través de un cielo oscuro

mis uñas no dejan de mimarte.

Quisiera volver al pasado y

construirte con mi encanto.


Construirte con mis dedos.

Pintarte con mis lágrimas.

Vestirte con mis harapos.

Acurrucarte con mis brazos.


Ser para siempre ese ángel.

Ese ser que amaste tanto.

Que dejo caer su otra vida.

Por errores del pasado.


Para siempre un ángel.

Que vive por tu cuerpo.

Para siempre un ángel

viviendo en tu recuerdo.

El lloriqueo del silencio

El amor se destruye.

Nada dura. Todo avanza.

Las llamas lo abrazan.

Quemado en la nostalgia.


El lloriqueo del silencio.

Llora por estar amargado.

Se desconsuela en la vida.

Se quema con las cenizas.


Las hojas otoñales,

caen sobre el suelo.

Propagan sus huellas

en el frío invierno.


Llora mi alma indefensa.

Lloran mis alas en la niebla.

Dejan caer sus gotas de ira.

Su sangre, su ida y venida.


Fúnebre e invernal. Oscuridad

que escarcha mi rostro

Coagula la sangre de mis venas.

Hace pasar a la vida eterna.


No puedo dejar de llorar.

El silencio aún no está hecho.

El silencio debe alimentarse

con el susurro del viento.

sábado, 5 de abril de 2008

Perlas de oriente

Sedas de color púrpura

que envuelven tu corazón.

Llenándolo de ilusiones

traídas de mi interior.


Un collar de perlas

cuelga sobre tu cabeza.

Bordeando tu frente

acariciando tu mente.


Eres una diosa oriental

Tus brillantes rosados

me colman de encantos.

Me llenan de desparpajos.


Tan cristalina y agraciada.

Tus delirios son amargos.

Tus cantos son encantos.

Manjares nunca encontrados.


Perlas doradas y de fresa

Unas te llenan de colorido.

Otras disfrazan tu belleza.

Otras insinúan tu riqueza.


Perlas de oriente rosadas.

Sedas aterciopeladas.

Coloreadas con mis ojos.

Besadas por mis antojos.

Estoy dormida

Un coma profundo.

Agüilla sale de

mis ojos oscuros.

Siento tus pasos.

Siento como llegas.

Dejas tus huellas.

Un sabor agridulce.

Siento tus mentiras.

Mi pena es esta vida.

Condenada a dormir.

Condenada a no poder

despertar de la oscuridad.

Estoy dormida, el fuego

excita a mi corazón.

Las llamas crecen dentro.

Mi corazón quiere arder.

Arder como una polilla.

Dos bellezas

Montados sobre largos

cabellos dorados.

Caballos desbocados.

Nos llevan a los sueños.

Acarician bellos momentos.

Juntan nuestras manos.

Enriquecen nuestras almas.

Dos bellezas enamoradas.

Un rústico caballo blanco.

Y su sirena de los bosques.

Una yegua dulcemente dorada.

Y su gentil caballero.

Montados navegamos por el mar.

Soñamos que somos pájaros.

Y tenemos alas para volar.

Dos bellezas encontradas.

Dos almas vagabundas en vida.

Juntadas por el destino,

deambulan por tu sonrisa.

Tus besos aparecen

Un día mas el sol se va.

La noche comienza a llegar.

Siento mis manos de arena

desquiciadas por tu belleza.


Llegando desde muy lejos.

Tus curvas me enloquecen.

Tus manos de amapola

dejan ese color rosa.


Rojo, rosado.

Tus manos en mi cuello.

Tus ojos con los míos.

Tus labios besándolos.


¿Soy un espejismo?

o ¿Qué soy realmente?

Eres el aura de mi mente.

Mis sueños enloquecen.


Cuando cierro mis ojos.

Quiero reflejarte lejos.

Pero no lo puedo remediar.

Siempre tus besos aparecen.