lunes, 30 de abril de 2012

Acariciada

Acariciada por tus manos de seda.
Pulimentada en tiernita piel azulenca.
Sustentada con trazos de tu hermanada.
Quimera y estremecimiento en mi alma.
Corazones rojos armonizados con alas.

Quiero volar con tus caricias.
Sentirme amada, amorío de tus entrañas.

Quiero lloriquear de alegría.
Sentirme amada, fielmente conquistada.

Quiero alardear de tu belleza.
Tu interior acaricia y me deja perpleja.

Autor: Francisco J. Román
Fecha: Diciembre de 2009
Imagen: Internet

lunes, 20 de febrero de 2012

Instantes para el recuerdo

A) Al son de la melodía

Punteos de néctar nacarado,
jugo extraído del hechizo,
la medicina de la melodía,
no comparable a la vida,
pero si a un estado de oda,
la silenciosa ola que llega,
y encierra mis penas lejanas,
para reavivar mis ganas,
de cantarle al alba.

B) Alas de canto incansable

Dícese de las flores que bañan
al verde y fulguroso canto,
de ese jilguero manchado,
que vuela, de tejado en tejado,
anidando donde puede,
donde la gente le deja,
o los niños no tiren piedras.

C) Libertad al galope

Requiébralo de blanco,
a ese manantial sosegado,
el hombretón que lo monta,
y lleva sus riendas cabalgando,
por la pradera abierta,
hasta el fin del mundo,
o hasta donde diga madre tierra.

Autor: Francisco J. Román
Fecha: Febrero de 2012
Imagen: Internet

lunes, 30 de enero de 2012

El alma viajera

Esta noche, probablemente mi alma.
Esclava, desgastada por el dolor.
Viaje fuera de su prisión de carne.
Muy lejos de nosotros, de nuestro tiempo,
hacia las estrellas.

Ella habla de su propia existencia
Su voz es pura y silenciosa.
Cariñosa, nostálgica y perspicaz.
Es la vinculación entre el cielo y la tierra.

Es como un vals de luz,
que se mueve libremente por los campos,
verdes de una tierra ensombrecida de rojo.

No es dolor, es pasión y amor.
Necesitada de aire puro y libertad.
Es vengadora, luchadora, es alegría.

El alma viajera, eres tú.
La que camina por mi almohada,
cada mañana de primavera.

Autor: Francisco J. Román
Fecha: Enero de 2012
Imagen: Luz

miércoles, 18 de enero de 2012

El niño que llora

Ese guiñapo.
Dejado y vencido.
Niñato mugriento.

Muriendo de asco.
De ropajes revueltos.
Y el corazón ardiendo.

Llorando.
Entre lágrimas suspira.
Una ayuda. ¡¡Comida!!

Las muchedumbres
lo ignoran y olvidan.
Su corazón refugia,
en una esquina cualquiera.

Ese niño de mirada dolida.
De lágrimas caídas.
La tristeza se lo come y
cubre su melancolía.

Llorando la melodía.
Hasta los pinceles sufren,
o el que escribe este resumen.

Autor: Francisco J. Román
Fecha: Enero de 2012
Imagen: Internet