martes, 30 de junio de 2009

La selva te cobija como al hijo pródigo

La ricura de tu dulce carita.
El parpadeo de tu melodía.
Igualito a mis ojos marrones.
Acurrucado como un conejillo.
Durmiendo y soñando pajaritos.
Revoloteas como una mariposa.
Te posas sobre mi almohada blanca,
de lunares rojos y manchas claras.
Verdes matorrales cobijan tu aroma.
Tus ojos se cierran, es hora de soñar.

sábado, 27 de junio de 2009

El extranjero

Ya no hay vuelta atrás.
El futuro debo afrontar.
El panorama está mal.
La niebla quiere mirar.
El sol no quiere salir.
La luna quiere dormir.
Las hojas quieren caer.
El río se quiere congelar.
La lluvia me quiere mojar.
El viento me quiere sacudir.
Esto no es vida, esto es sufrir.
Mi maleta pesa más de lo normal.
Los ropajes me sientan fatal.
Un baño quizás no venga mal.
Pero no tengo a donde ir.
¿Qué debo hacer?
¿Alguna idea me puedes dar?
Me siento extraño,
en tierra de nadie.
Ayúdame.

jueves, 25 de junio de 2009

Al son de la música

Los copitos de azul zafiro,
desencadenan tempestad.
Mis ojos se vuelven cristal.
Tu mano sostiene la verdad.

Un baile con nostalgia de sedas.
Coloreada de cálido amor.
Manos y brazos al viento.
Suspirando aires de resplandor.

El tiempo es nuestro.
La oleada de vientos amainó.
El sultán del violín nos mira.
Su música reaviva nuestra vida.

Quiero ser parte de tu aliento.
Naufragar contra tu cuerpo.
Dejarme llevar hasta tu ser.
Beber de ti y enloquecer.

martes, 23 de junio de 2009

Actuar, huir, volar

Roble inquieto que caíste por la mano del hombre.
Cortado a destajo, como el cuello del desorden.
Y las hojas cobijan tu curtida piel, a base de miel.
El césped te da su fuerza, para no caer en la pena.

Actuar, huir, volar, desaparecer, extinguida tu ansia.
La savia quebró tus venas de papel, déjate estremecer.
Olvida que fuiste cortado, y ayuda a tus hermanastros.
Las hojas tienen sed, llévalas al riacho, y dalas de beber.

domingo, 21 de junio de 2009

El hogar

Ya era invierno y el frío había llegado.
El brasero calentaba nuestras manos.
La cortina de la ventana vestía de morado.
Las enagüillas arropaban nuestros desánimos.

Una pared se coloreaba de blanco paz,
así como las palomas del campanario.
Cándido para alegrar tu vista veraz.
Alegrando tus ojos de la gripe del lirio.

Era una maceta de azucenas dormidas.
Ella agradaba mi vista de águila rapaz.
Custodiaba mi esencia a azahar.
Sembrándome de vida, y bienestar.

Pequeños portazos en la recamara.
La ventisca azul agitaba mi alma.
El lugar donde vivir es impredecible.
Inhóspito, impetuoso, sensible.

Así es el hábitat de mi dulce morada.
Lo mismo puedo describirte la mar.
Así como la vivencia de una tarde
alocada. Esto es vida, es mi hogar.

viernes, 19 de junio de 2009

Aquí me quedo a dormir

De vientos en vientos,
navegaste y te quedaste,
solo, solitario, perdido.

Anclaste vida al riachuelo,
las agüillas te enternecieron
excitando tu momento.

El solsticio rojo se vislumbró
en tus tablones rancios,
llamados esperanza.

El pescador olvidó la red,
pescar con su vista la mar,
esa que aviva tu bienestar.

Solitaria noche te despedirá,
gimiendo tú afán al pasar,
soñando que puedes navegar.

martes, 16 de junio de 2009

Flores negras

La máscara del susodicho.
Atrayendo al melancolizo.
Flores negras en tu aliento.
Paisaje oscuro del desecho.

De un baúl saqué tú anhelo.
Floreados nocturnos en tu rostro.
Tierra sumida en el despojo
y la luna acariciando al viento.

Apesadumbrada y tan muerta
suspirabas por tus rosas negras.
Oscuras brumas en la tempestad,
allí alimentaste tu insensibilidad.

Aquella que vez no es Diana.
Ni la sonrisa desierta de ella.
El castillo que la cubre de aura,
refleja las tinieblas de su demencia.

Flores brunas para tapar su tumba.
Rosas negras en la incandescencia.
Ramilletes de enredaderas y
sobriedad de una luna nocturna.

sábado, 13 de junio de 2009

Naturaleza pura

Allí nacen las cumbres heladas
y los pajarillos gorgojean con primor
acercándose a la primavera por la mañana.

Los nidos cubren con pajilla de la pradera,
en las ramas nacen intensos cantares.
Cantidad de comida, de anido y enjambres.

Debajo de la blanquecina nieve y entre árboles,
los riachuelos corretean inquietos y traviesos,
llevándose entre espaldas, dulces manjares.

Los frutales nacieron, la primavera los enamoró.
Les dio mimo, calor y alimento de su dulce corazón.
Atrayendo aromas perdidos del manto sumiso.

Los frutales cayeron, el otoño los balanceó,
entre maleza sombría y de colores alegres,
una pequeña ardilla engullía una nuez podrida.

miércoles, 10 de junio de 2009

Piel inerte

Transportados mis sueños hacia ti.
Son miles de abejas creando la hiel,
ella saboreará tu piel contra mi piel.

Efímera y clandestina misericordia,
allí se clavaron los ojos del veneno,
Cristales dolidos de un mal recuerdo.

Allí sembraste tu cruz de ojos muertos,
para envenenar mi ardor sediento de cenizas,
olvidándoos falsos recuerdos semblantes.

La muerte corpulenta que abre puertas,
de arenisca transformada en piedras y
florerillas silvestres cubriendo mi aura.

Perezoso cantar del distraído despertar,
aquella noche no quisiste desayunarme
moriste en mi fuego llameante del desanime.

lunes, 8 de junio de 2009

Así se desvanece el diluvio nocturno

Las horas terminaban de marcarse en el reloj de tu mano, y yo al lado tuyo. Grisácea y ennegrecida, así pasaba la tarde por encima de nuestras cabezas. El príncipe de la dulce pena, y la princesa de tristeza engalanada, ambos sostenían sus manos, se abrazaban y sentían el hálito viento y cálido movimiento, de ver pasar al diluvio nocturno. Esa escarcha que rocía los helechos por la mañana, que satisface al aluvión sembrándolo de nostalgia, para erigir esa pequeñísima parte de enjundia conocida como melancolía. Y pasaron los segundos, los minutos y las horas y de ahí la noche cayó en la solitaria voz del susurro; entonces desapareció la tristeza, así como cualquier chispa de sufrimiento para que las gotitas del diluvio universal se desintegraran en las hojas de la selva arbórea.

jueves, 4 de junio de 2009

¿Por qué no me amas?

¿Por qué no me siento?
¿Por qué tampoco te siento?
¿Por qué no puedo sostener tu mano?
No puedo olvidar tus marchitos recuerdos.

Y quiero celebrarte
al son de un vals en mis adentros.
Mi llanto se detuvo.
¿Por qué no puedo amarte?

¿Por qué no me amas?
¿A caso no te doy lo que pides?
Ahora me dices la verdad y…
¿Tan sólo soy un estorbo?

Quiero saberlo todo.
Confía en mí, descubriré tu rostro,
he de quitar tu velo y mirar tus ojos.

En un principio llenaste mi alma,
de tu belleza, y de tu esperanza.
Somos diferentes, pero no pasa nada.
Aunque mi amor es sincero, tú no lo amas.

¿Por qué no me siento?
¿Por qué no sostengo tú mano?
Nunca me hablaste de sufrimiento,
únicamente ahora me siento desecho.

martes, 2 de junio de 2009

El cuadro expone amor romántico (Reposición - 18 Octubre 2008)

La llegada del romanticismo.
nuestras miradas quieren comer,
es hora de juntar nuestras manos,
hechizaremos los ojos al mirarnos.

Pintadas de color naranja,
rojos cálidos en nuestros cuerpos.
Rosas que acompañan al sendero.
Tú mirada ocultas tras un velo.

Mirábamos cada uno para un lado.
Yo imaginaba mis labios en tu alma,
tu descendías al centro de mi vida.
Es hora de amarnos; píntanos.

Tiñe el cielo de un color amarillo,
las flores serán nuestro testigo.
Pintadas hechas con mucho cariño.
El cuadro expone amor romántico.