La noche llegaba, la luna acechaba.
Los ángeles sostenían llanto.
La lúgubre soledad me hablaba.
Mis ojos tartamudeaban y lloraban.
Gotas de lluvia sonrojadas.
Era la sangre que me atrapaba.
Yo paseaba por su morada.
Mirando al mar en el anochecer.
Volviendo atrás una mirada.
Recordando un romance.
Atrapada en recuerdos, una gran
distancia, con árboles chaspeados.
Inanimados, tristes con sentimiento,
misterio en un mar color plata.
Caminando por la arena oscura.
Largo caminar sobre el puente.
Uñas agarradas a mí tez clara.
Un ser perverso me aconsejaba.
Olvidar el amor disuelto.
por las arenas del tiempo.
No era yo la que caminaba.
Era mi sufrimiento, mí ego.
Me veía allí tendida,
La luna se reflejaba
en las aguas olvidadas.
Sintiendo el desprecio.
Navegando sin desconsuelo.
Lavándome la cara. Tapada
Tapada por las lágrimas.
Lágrimas anaranjadas.
Lágrimas odiando el amor.
Lágrimas hechizadas por el desamor.
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Damisela:
Jamás podré olvidar,
el puñal que me clavaste.
No me acaricies con tú mirada.
No me llegues al alma.
No entres de lleno en mí corazón.
No entres con sigilo, ni misterio.
No entres con rencor, ni desprecio.
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