Acabo de ver aquellas fotos.
Dulces, respetuosas, sinceras.
Sobre mi mesa de madera.
Que me desprenden cosas bellas.
Tu figura engrandece a tu corazón.
Tus ojos escondidos tras una máscara
seducen este pensamiento con ilusión.
Lo estremecen y salen hermosas.
Salen pétalos de rosas, rosados.
Crecen las miradas alrededor.
Los animales en la ciudad.
Miran aquel hermoso esplendor.
Tu corazón, un rojo palpitante.
Tú sonrisa. Una cicatriz eterna
que crece profunda en mi cuerpo.
Dentro de este corazón ardiendo.
Mi corazón habla nada mas mirarte.
Te crea con sus imágenes.
Te pinta de colores rojos.
Cálidos, ecuestres, latinos.
Aquí termino esta poesía.
Que te dedica mi ser más acérrimo.
El ser mas profundo de mi cuerpo.
Mi corazón, mi bola de fuego.