Testarudas y esquivas.
Rodean al torreón antiguo.
Son baldosas barnizadas.
Cubiertas de moho verde.
Escurridizas y palpitantes.
En ellas puedo sentarme.
Observar con naturalidad
la naturaleza y el mar.
Allí me puedo quedar.
Ausentarme sin pestañear.
Sin dormir, ni escribir.
Sin cantar, ni expresar.
Son teclas de felicidad.
Teclas blanquinegras.
De un piano fantasmal.
Escaleras multicolores
sienten mi caminar.
Sus chillidos vociferan
cuando me oyen llegar.
Verdes, azuladas, ahiladas.
Lilas, amarillentas adosadas.
Así son los peldaños austeros.
Sobrios, muy fríos en invierno.
2 comentarios:
Realmente tienes pasta de escritor, lo traes en tu esencia... a mí no me inspira unos cuántos peldaños para hacer una obra... Te felicito...
Besitos...Maggie
si amiga tienes razon, ahora que pasa el tiempo y voy viendo mi vena artistica me voy dando cuenta a mi mismo como voy cambiando mi forma de escribir y evolucionando, la verdad de cualquier idea me sale un escrito, besitos.
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